Es por la mañana, soleada, buena temperatura, estoy cocinando unas legumbres, concentrado en mi labor diaria mientras escucho algo de música, de la mía de mi tiempo, estoy a gusto solo un momento, hasta que el sonido de las maquinas me despierta de mi concentración, siento alegría por un instante, el sonido me dice que tendré hierba para acolchar a mis niñas, pero solo un momento, la memoria me hace recordar que ese sonido no tenia que sonar, no en este momento, siento peligro ajeno, no, no puede ser, ahora no, jardineros, ahora no.
Corro hacia el balcón con la esperanza de haberme equivocado, miro a mi alrededor, a ese punto donde están las tomateras y las acelgas, las del "seguimiento", pero no, no me he equivocado, el mal ya está hecho.
El coraje me hace blasfemar, y de que manera, siento impotencia, decepción, estoy muy cabreado, en la soleada mañana, mientras cocino.
cherry amarillo
los mejores tomates de mi macetohuerto
mas minicosechas
Por la tarde, ya calmado, me acerco a ver el desastre, solo veo desolación, los jardineros han hecho un buen trabajo, miro al viejo muro y me llevo una sorpresa, las indestructibles acelgas están intactas, las han visto y respetado, han tenido mas suerte que las tomateras que estaban fusionadas entre las hierbas y ortigas, es cuando comprendo lo sucedido, lástima, no puedo terminar el seguimiento.
Y como soy muy obediente, al menos con mi madre, esta y mas han sido las recompensas por cuidar de su huerta mientras ella descansa en la ribera, buena tierra, buenas huertas las de la ribera navarra.
22 de septiembre de 2011
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